sábado, 18 de julio de 2009

EL TRASLADO

Querido diario,


Un nuevo superpoder ha a parecido en mi “nueva” vida. Ya conoces la existencia de los rayos X, la superventosidad, el superoido... pues hace pocos días se manifestó una nueva e increíble habilidad que ha influenciado notablemente en mi decisión de convertirme finalmente en el superhéroe que este mundo necesita. Este poder es la superfuerza.


A parte de vivir pequeños episodios donde dudaba si mi fuerza había aumentado a cotas por encima de lo humano, como aquella vez que una educada abuelita en silla de ruedas me pidió un “pequeño empujoncito” para pasar de una acera a otra de la calle y el “pequeño empujoncito” acabó siendo un nuevo graffitti con dentadura postiza y sonotone incluido, a experiencia definitiva que me abrió los ojos a la superfuerza fue la que te explico a continuación.


Simpático gesto de agradecimiento de la abuelita

a mi inestimable ayuda.


Un buen amigo me pidió que le ayudara en un traslado. Se iba a vivir con su simpática novia y me pidió que le echara una mano con cuatro “cosillas” que tenia que llevar a su “nido de amor”.

Después de cargar en la furgoneta un enorme somier, una moderna mesita de noche, una estantería IKEA, un tocador rococó, una jaula de canario (con el canario incluido), un mueble comedor de madera de roble con la cubertería y juego de manteles incluido, una lavadora con función doble de centrifugado y planchado rápido, un ataúd con nosequién de la familia, una enorme caja con el título de “Las mejores fotos del equipo sueco de voley-playa”, la colección entera de La gran enciclopedia Larousse..., fuimos al nuevo piso de mi amigo.

Allí comenzó el duro trabajo de trasladar todo lo que habíamos colocado dentro de la furgoneta al mas puro estilo TETRIS, para subirlo a un segundo piso.


Mi "fabulous" furgo

Ya noté algo extraño que todos sudaran animadamente, gimieran de forma asmática y nombraran continuamente a la madre que parió a aquellos muebles.

Fueran mesas, somieres, estanterías o lo que fuera, a mi me parecía liviano como una pluma. No notaba en absoluto el peso de la mercancía que, entre tres a duras penas podían, yo trasportaba sobradamente a una sola mano.


La sorpresa de mi amigo y su novia fue mayúscula al ver que llegaba en el último viaje con un armario ropero de medidas considerables. A primera vista no creía posible que aquel enorme armario con cuatro puertas correderas, seis cajoneras, guarda corbatas, zapatero doble... fuera a caber en la habitación, dígase “picadero”, de la nueva parejita. Pero el asombro no fue por mi llegada con el armario a una sola mano haciéndolo botar como si se tratara de una pelota de goma, sino porque el armario... era empotrado!

Despiste el mío al llevarme entero, junto con parte de pared maestra, el armario del antiguo piso.


Aquello fue definitivo. El mundo necesita de mis habilidades, la utilidad de mis poderes, la llegada de un justiciero que luche por el bien.. la humanidad necesita a: EL CAPITÁN CHISTORRA!


Ahora bien, debo pensar en como será mi uniforme, como me presentaré en público, mi base de operaciones, mi símbolo, si tendré ayudante o no, mi frase estelar después de vencer a los malhechores...

Estoy pensando que esto de ser superhéroe no será nada sencillo!

1 comentario:

  1. Y siempre te estaremos agradecidos por la ayuda en el traslado... siempre... además, gracias al boquete que dejó el armario ropero tras de sí hemos hecho muy buenas migas con la pareja que vive en el piso de al lado...

    ResponderEliminar