sábado, 5 de marzo de 2011

LAS GALLETITAS DE ALFRED

Como muchos de vosotros ya debéis saber, o imaginar, me gustan los cómics de superheroes. Eso es bastante evidente. Y, lo que alguno de vosotros también sabéis porqué lo he comentado alguna otra vez, me es imposible comprarme más cómics de lo que en realidad desearía.

Por un lado, vivir en un piso de 70 m2 tiene sus limitaciones, por muy forofo que seas de IKEA y de los “pisos aprovechados hasta el mínimo centímetro”. Y por otro lado, las ventas de mis dúplex en Miami y las Seichelles no van demasiado bien, junto con la caída en picado de mis acciones en bolsa en empresas innovadoras como la de los calzoncillos que limpian regular y automáticamente el ojete del portador (por si alguien es un poco despistado y no se llimpia después de dejar el truño) o la de los calcetines-manzanilla, unos calcetines que al finalizar su uso diario, o semanal, pueden ser utilizados para prepararse una “aromática” manzanilla (en estudio la versión poleo-menta).

Pero eso no quita que, como comenté hace unos meses, me lanzara a comenzar la colección que presentaba DeAgostini sobre uno de mis supers preferidos: Batman.

Siempre me ha atraído este personaje oscuro y misterioso. Puede que por el origen de su cruzada después del asesinato de sus padres, por su estética gótica, por su obsesión por dejar Gotham más tranquila que una guardería a la hora de la siesta, por parecer en ciertos momentos igual (o más) loco que alguno de sus enemigos... y por tenerlos más cuadrados que nadie! Porqué ya me dirás tu, los güebos que tiene que tener un tío normal y corriente, para ponerse a salvar al mundo al lado de supermanes, flashes, wonders womans y demás gente con poderes sobrehumanos. Que si yo vuelo, que si yo tengo una fuerza que te cagas, que si yo soy más veloz que la luz, que si yo soy un semi-dios, que si yo lanzo rayos por el culo, etc. Batman no tiene ni un solo poder, solo unos cataplines más duros que los vascos y un cinturón Ficher Price pá cagarse.

Pero a lo que íbamos, realizar esta colección me ha servido para descubrir (y re-descubrir), aspectos sobre el encapuchado de “negrol” que se me habían pasado por alto durante estos años.

No pienso hablar de la extraña relación con Robin, ni la atracción sadomasoquista con Catwoman, ni si el comisario Gordon le cambia alguna vez las bombillas a la bat-señal. Hoy me centraré en algo que me ha llamado la atención desde un principio: las galletitas del mayordomo Alfred.

Como todos sabéis (y si no, vais muy mal!), Batman es Bruce Wayne, un atractivo ricachón con fama de ir de fiesta en fiesta pero que realmente se dedica a luchar por el orden y la ley en su ciudad natal, Gotham City. Pues bien, Bruce tiene un aplicado mayordomo, Alfred Pennyworth, que le ayuda en más de una ocasión a salvaguardar su reputación mientras él está por los tejados de la ciudad disfrazado de hombre-murciélago.

Pero también le ayuda a curarle heridas, preparar el bat-equipo, coser los jirones de la capa, plancharle las mallas... y prepararle unas galletitas para que el “caballero oscuro” esté bien alimentado. Y ahí voy, aunque me haya costado lo mío llegar a este punto!

Como es posible que un hombre, sea Batman o Torrebruno, se dedique a currar toda la noche, recibiendo manotazos por todos lados, regalando él los suyos a diestro y siniestro, enfrentado a un montón de locuelos que solo quieren “tocar las bolas” a la gente de Gotham, que no para ni para mear, que si “hay algo de este caso que se me escapa”, que si “debo adelantarme a sus movimientos”, etc, etc,etc, se alimente SOLO a base de galletitas?

Cualquiera que se meta esas “movidas” a diario, necesitaría meterse un buen ternasco entre pecho y espalda para poder rendir como dios manda. Que uno, necesita comer algo consistente para ser persona y continuar con la labor de una manera eficiente.

Pero Batman, no. Él, con un par de galletitas de las de Alfred, ya tiene más que suficiente. Será que las pastas de té que le prepara el refinado mayordomo llevan algo más que harina y huevo?

No quiero provocar un debate sobre las ingredientes “secretos” de las bat-galletas o sobre si Batman está enganchado a los biomanan, solo pretendo presentar una duda que, por tonta que sea, me tiene ciertamente intrigado.

Si alguien puede aclararme el tema, le regalaré un paquete de galletas Príncipe, que esas sí que sé qué llevan.

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