Que si un Bigfoot que corre detrás de las ovejas del Eustaquio, un amigote del pueblo, con intenciones salvajes. No es que se las quiera comer, el muy bruto... que se las quiere “cepillar” una tras otra. Así, pim-pam! Aquí te pillo, aquí te mato! El muy “salío”...
Al final descubrí que era el vecino que, pobrecico, la mujer que no le hace mucho caso desde que se tatuó en el ciruelo “Gisele Bundchen”. La entiendo, pero he de decir que yo por la Gis (es que tenemos algo de confianza...), me tatúo hasta las cejas!!
Braaaaaaavo!
Después, que si un ataque de unos ovnis asesinos, que iban por los puestos abrasando molecularmente a la gente. Que si “hostia, un UFO!”, “un qué?”, “un UFO!!”, “que coño es un U...” ZZZAAAASSSSS!!!! Abrasao hasta los pelillos del sobaco!
Pero, tras investigar un poco, pude acabar con lo que realmente era: una campaña publicitaria “demasiado agresiva” sobre la nueva pizza barbacoa por parte de un restaurante italiano (que mal me caen los italianos!) con ganas de darse a conocer.
Y la última: una momia. Sí, sí, como lo oyes, una mo-mi-a! Con esta tuve poco trabajo, la verdad. Me presenté en la casa donde se manifestaba el monstruo, preparado para una dura contienda y … Ya ves, ella solita que se rompió el espinazo!
Y es que no hay villanos como antes... donde estás Morcilluuuuuuuuusssss!!!!
Por cierto, el peor peligro con la llegada de la primavera es este:
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