sábado, 15 de octubre de 2011

AÚN HAY ESPERANZA


Hace cosa de unos días, plantaron en mitad de una de las plazas de Totontontero (y digo mitad porqué esta en medio, no a un lado para que la gente pueda pasear por la plaza, no, no, no... ahí en medio de toda la plaza, pá joder!), un remolque informativo de los proyectos sobre avances científicos que lleva a cabo la Obra Social “La Caixa”.
 

Bajo el título TECNO-INNOVACIÓN, que ya impresiona de por sí, se mostraba en qué se gastan los cuartos el banco (nuestros cuartos, hay que recordarlo), en vez de invertir en mejoras para los ciudadanos, o bajar los intereses, o... vamos a dejarlo porqué no acabaríamos nunca.
Que sí, que había información sobre la investigación de nuevas vacunas, mejoras en maquinaria y robótica que nos la vida más llevadera, nuevos materiales más ecológicos y económicos (que no me lo creo...).
Pero lo que despertó en mi una ola de inmensa ilusión y esperanza, fue un jueguecito mental que ya había visto alguna vez en la televisión. Se trata del Mindball.
La cosa va en que, sin pensar en nada, puedes ser capaz de mover una pelotita de un lugar a otro. Y diréis: qué tiene de ilusión y esperanza esta chorrada?

 1- Muévete pelotita, muévete pelotita...
2- Pajaritos a bailar, cuando acaban de nacer, tu colita has de mover, plas, plas, plas, plas...

Aquí entra en acción mi deformación profesional como maestro:
Imaginaos la cantidad de cosas que se podrían hacer con la cantidad de alumnos de secundaria que están “tol santo día” empanaos y sin pensar en nada... maravillas!!
Aquel chaval que los estudios le resbalan testículo abajo, que va “emporrao” la mayor parte del día, que su máxima es la de joder la vida del profe y de algún compañero amargado de la clase, que va al instituto... porqué toca, que si no se aburre en casa, aquel que tiene aquella mirada de “eeeeehh... me puede repetí la pregunta?”.


Pues pillas a 4 de estos, le pones la cinta en la cabezota, y en vez de mover pelotitas, que muevan grúas, o cajas en unos grandes almacenes, o lo que sea con el único esfuerzo (que no les cuesta lo más mínimo) de no pensar en nada. No haría falta ni carné de conducir, ni curso de manejar maquinaria pesada, ni... nada, solo no pensar en “nothing de nothing” y ya está.
Se acabaría el problema en un momento. 
 
-Tu, chaval, qué quieres ser de grande?
-Yo... mover pelotitas!

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