viernes, 5 de junio de 2009

UN NUEVO "PUNTO DE VISTA"

Querido diario,


Des de el día del atraco, momento en que se manifestó el primero de mis extraordinarios poderes, cada día ha sido una sorpresa. No hay jornada en que no experimente un cambio en mi organismo, dándome a conocer una nueva habilidad sobrehumana fruto de mi “encarcelamiento involuntario” en el chiringuito de chistorras.

Quiero explicarte la forma en que descubrí una nueva habilidad: la visión con rayos X.


Tras mi primera afortunada acción como salvador de la clientela del McDonals, me llovieron bastantes ofertas de trabajo de la gente que en aquel momento se encontraba en el local.

El encargado del establecimiento me propuso trabajar como nuevo agente de seguridad ya que el anterior, como ya te expliqué, se jubilada en breve. No me interesó demasiado la posibilidad de descubrir de qué estaban hechas realmente aquellas hamburguesas.

Otro desconocido me ofreció trabajar como modelo de tallas XXXXL. Por un momento pensé en la posibilidad de volver al mundo de las pasarelas, pero había descubierto lo vil e hipócrita que podía llegar a ser aquel universo, rechazando de inmediato la oferta.

Una mujer de avanzada edad, me comentó cierto trabajo sobre “arreglar unas tuberías atascadas” utilizando cierta “herramienta” que la mujer creía que tenia en mi poder. No acabé de entender porqué refregaba sus pechos caídos en mi cuerpo, me enseñaba tanto la lengua como si lamiera un helado y me pusiera en el bolsillo trasero de mi pantalón un billete de 50 euros, hecho que me dejó del todo sorprendido.

Finalmente me decidí por un agradable señor que me proponía un trabajo sin muchas complicaciones, con buen horario y, a mi parecer, bien pagado.

“Derribos Dominguez” era la empresa que me acababa de contratar y, ciertamente, era un trabajo que acabó por gustarme. Mi cometido en la empresa era bien simple: cuando alguien deseaba tirar abajo un edificio para construir de nuevo en aquel solar, yo entraba en acción. Lo primero que aprendí, gracias a las buenas explicaciones del señor Dominguez, fue a reconocer los pilares base de la construcción. Una vez determinados cuales eran los puntos débiles de la estructura, me situaba en el lugar con el mayor radio de influencia, me inclinaba unos centímetros apuntando con el culo hacia aquellos pilares base y... dejaba que “mi poder” actuara. Tal era la onda expansiva que lanzaba por mi trasero, que el edificio se derrumbaba a los pocos segundos.

Así descubrí a controlar la dirección, la potencia y el efecto de aquel poder flatulento.


Pues bien, un buen día, al salir de una tranquila jornada laboral, decidí dar un pequeño paseo por las ramblas de la ciudad. Hacía buen tiempo, la gente se animaba a salir, las jovenzuelas comenzaban a enseñar el ombligo y el equipo de petanca local había ganado el campeonato nacional... Razones suficientes para no encerrarse en casa!

La calle estaba a rebosar de tiendas ambulantes, vendedores de top sábana, mimos parlanchines, músicos desafinados, pintores miopes... y un extenso etcétera que hacia de aquella tarde la mejor para disfrutar de la próxima llegada del verano.

Me llamó la atención un grupo de personas que chillaban animadamente entorno a un hombre bajito que realizaba algún tipo de juego de manos. Llevado por la curiosidad me acerqué hasta el grupo y pude observar lo que allí sucedía.

Aquel hombre bajito movía de aquí para allí tres vasitos pequeños que escondían un diminuto guisante verde. El objetivo del “malabarista de vasos” era mover el guisante de un lado hacia el otro utilizando los vasos e intentar engañar al histérico público que, apostando su dinero, tenía que descubrir el que lugar se escondía finalmente el guisante.


-Esta aquí, esta aquí!... Apuesto 200 a que esta en el vaso del medio!

-Que va a estar en el vaso del medio, tontolculo! El guisante esta en la derecha, apuesto 350!


Uno tras otro hacían sus apuestas y finalmente se descubría donde se escondía realmente el guisante. Unos ganaban y otros perdían. Lo que si llegué a observar era que el hombre bajito siempre salía ganando de una manera u otra.

Al acercarme un poco mas, el animado “malabarista” me invitó a participar en el juego. Aquel día me sentía bastante afortunado y decidí probar suerte. Y entonces sucedió otra vez.

Mientras aquel hombrecito movía de un lado al otro los vasos, sentí en mi interior un extraño cosquilleo, un ligero mareo y un molesto escozor en los ojos. Después de frotármelos un poco, la visión de todo lo que estaba a mi alrededor cambió: podía ver lo que estaba dentro de cada bolso y maleta, lo que sucedía en el interior de los edificios, lo que se escondían realmente dentro de los Huevos Kinder. Tenía visión de rayos X!


-Juegas o no juegas?- me preguntó el trilero impaciente. Ahora las posibilidades de ganar eran bastante evidentes ya que podía ver con toda claridad donde se escondía el guisante. Una tras otra, fui ganando todas las partidas, poniendo cada vez mas furioso al “malabarista de vasos”. Desesperado y con todas las ganancias de aquel día perdidas gracias a mi nuevo poder de visión, el hombre solo pudo recoger sus bártulos a toda prisa chillando sin sentido “agua, agua, agua!...”. Debía tener sed.


Aquella fue la manera que descubrí que, si lo deseaba, podía ver a través de cualquier objeto, muro, puerta o material. Podía ser un poder muy útil en mi naciente idea de convertirme el superheroe. Pero hasta el día que no llegué a controlar la visión X, tuve alguna que otra mala experiencia que intento por todos los medios olvidar.


Y no me diras que hay cosas que mejor no verlas!

2 comentarios:

  1. Jajaja genial! Yo te animo a que publiques un libro con todas tus aventuras.

    Saludos!

    ResponderEliminar
  2. Creo Cloe, prometo que si alguna vez llega ese libro serás la primera que reciba un ejemplar con mi firma.
    De momento por ser de las pocas que lee mi blog y que escribe algún comentario (Jorgeeee, espero que te silven los oidos!).

    Solo pedirte que si te animas a dar a conocer las historias del Capitán Chistorra, te agradecería una barbaridad.

    Saludos, besos y lo que te haga falta

    ResponderEliminar