El otro día tuve un sueño...
Me encontraba perdido en un bosque. No
era de aquellos bosques con espesa vegetación, árboles con ramas
desafiantes, con ruidos desconocidos y asustadizos, con sombras y
escasa luminosidad... todo o contrario. Era un agradable bosquecillo,
en un soleado día primaveral, con sus pajaritos cantando melodías
enganchadizas, con sus flores coloreando aquí y allá todo el
paisaje. Lo que se dice un bosque “happy flower” con todas las de
la ley.
Pero una cosa no quita la otra: estaba
perdido y no sabía el camino de vuelta a casa!
Tenía que encontrar a alguien que me
ayudara y , entre todo aquel majestuoso entorno, la cosa no pintaba
demasiado bien. Pero la fortuna estuvo de mi lado...
Por aquellas cosas del azar, un olor a
comida recién hecha me vino a mi atrofiado olfato. Alguien estaba
cocinando y eso quería decir que podría encontrar a quién me
ayudara en mi situación.
Siguiendo el olor, que deduje que se
trataba de jabalí a la brasa, llegué a un acogedor pueblo en el que
conocí a dos simpáticas mujeres que, a cambio de ciertos
“intercambios” culturales entre ciudadanos de Torontontero y la
Galia, me prometieron ayudarme.
Por lo visto, un ser venido de las
profundidades del infierno, se había metido entre ceja y ceja,
secuestrar a hombres maduros, musculosos, atractivos, inteligentes y
altamente sexuales (asinas como yo) para procrear el averno con
nuevos súbditos a base de diversas torturas “sersuales” entre
estos humanos y súcubos. Ese era el motivo de verme en aquel
desconocido bosque... pero como podía salir de allí?
Las dos galas, se animaron a
acompañarme a ver a una poderosa guerrera que, según decían, tenía
una poderosa espada que era capaz de los más mágicos prodigios.
Para ello, debíamos dirigirnos a su castillo, en lo alto de una alta
montaña.
Tras una larga jornada, llegamos a
dicha fortaleza y, por lo visto, para entrar debíamos gritar con voz
segura y decidida: “Por el poder de Greiscuuuuuulllll!!!”
Acto seguido, conocimos a la poderosa
guerrera que tras escuchar mi historia, solo se dignó a ayudarme a
cambio de un pequeño favor. La cosa iba que, desde que todos
conocían su enorme poder, pocos se atrevían a jugar con ella por
miedo a disgustarla y provocar el desvocada energía mística que se
escondía en su interior. El trato era que, si quería su ayuda,
debía “jugar” toda una noche con ella y sus juguetitos.
-Eeeeehhh... no hay problema...
A la mañana siguiente, tras señalarme
con su espadón arcano, me trasladó a bordo de un barco pirata que
me dirigiría a un puerto cercano a la salida de aquel desconocido
país. Pero la mala suerte estaba de mi lado, ya que la capitana del
navío se percató de la presencia de un polizón a bordo.
Y fue el
momento de conocer, en mis propias carnes, las terribles torturas
piratas que tanto había leído en libros y cuentos.
Pero le caí en gracia a la capitana
pirata y tras la última tortura a base de nata y plátano (oooohhh,
mai gooooot!!), me lanzó por la borda.
Al llegar a la costa fue cuando mis
peores presagios se hicieron realidad: allí tenía a una de las
seguidoras de la Señora del Infierno, dispuesta a darme caza y
llevarme con su poderosa ama.
Tras una lucha “cuerpo a cuerpo”,
aquella mujer consiguió subordinarme utilizando unos extraños
poderes magnéticos. No tenía nada que hacer...
En un instante, y con un conseguido
efecto de humo y azufre, apareció ante mi la criatura del
infra-mundo.
Y mientras se comenzaba a desprender de sus pequeñas
piezas de ropa y me describía explícitamente que haría con mi
cuerpo (uuuuuhhmmmm...), llegó el gran momento de... despertarme!
Ojalá todos los días fuera posible
soñar de esta manera. Seguro que los días comenzarían mucho mejor!
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