Esto de ser súper no tiene tregua alguna. Tras un “salvaje” combate, puramente cuerpo a cuerpo contra Miiss Pólvoron, tuve que enfrentarme al tercer día de festividad navideña con mis fuerzas bastante mermadas. Pero este tercer día también se presentaba entretenido.
Si no fuera poco con los dos días anteriores... ahora tenía que enfrentarme a una comida familiar!!
Que si preparar el menú, que si limpia lavabos, que si esconde los calzoncillos sucios debajo de la cama, que si mete a Mary Poppins (mi muñeca inflable) en el armario, que si... un sinfín de cosas para aparentar ser una persona normal y corriente. Pero es que no lo soy!!
Llegaron los invitados, repasaron la casa, la decoración, el orden, la limpieza (lástima del frenazo del váter que se me pasó por alto!), saque el pika-pika, nos sentamos, comenzamos a comer y... como no, mi madre me preguntó con cierto rintintín:
-Y a qué te dedicas ahorra?
De toda la familia era la que llevaba peor mi cambio de apariencia, el dejar el mundo de los “tops models” (presumía sin cesar en la peluquería de tener un hijo súper modelo que había desfilado con los mejores modistos) y el que me dedicara a cambiar sin cesar de trabajo.
-Eeeeehhh... (tiempo para pensar)... voy haciendo cosillas... lo que me sale!
Todos los miembros de la familia se miraron con sospechosa mirada. Algo no colaba, estaban buscando algo y no encontraban la respuesta. Observé como mi madre realizaba un pequeño, pero perceptible, movimiento de cabeza mirando a mi hermano mayor. Lo incitaba a preguntar algo que nadie se atrevía a preguntar.
Mi hermano se lanzó con gotas de sudor en su frente:
-Estooo... estás metido en drogas?
-En drogas? Claro que no!
-Entonces es gai!
Dijo mi cuñada, una presumida mujer capaz de maquillarse el rostro a base de brochetazos de pintura Titanlux. De toda la familia era con la que peor me llevaba tras un encuentro en el lavabo de la casa de campo de mi madre. Era cuando más joven y comenzaba a desfilar. La cosa fue que, se le metió en la cabeza, que estaba convencida que me había abducido unos extraterrestres implantándome un chip en el bajo vientre. La única manera de sacar dicho chip, según ella, era succionando mi miembro viril hasta conseguir extraerlo. Evidentemente, ella me dijo que debía guardar el secreto no fuera a ser que los de la NASA me secuestraran encerrándome de por vida en una sala blanca llena de espejos de esos que solo se ve por uno de los dos lados.
Pues eso, todo un verano evitando a mi cuñada cada vez que iba al lavabo, a la ducha, a... a todos lados!
-Gai? Yo no soy gai!
Que conste que no tengo nada contra los homosexuales, pero las cosas como son: dos tetas tiran más que... que... un chucho de crema?!
Fue en este momento cuando todos comenzaron a gritar y a recriminarme que no tuviera novia, que nunca había hablado de mis relaciones con el sexo opuesto, que si era virgen, que como llevaba las almorranas, que si... Era momento de actuar!
Acto seguido, sin mediar palabra, me dirigí al sofá, levanté los cojines y hice aparecer mi colección de revistas de contenido “pon-no”. Abrí los cajones del mueble para hacer aparecer un media docena de DVD's de pelis X que repartí por la mesa del comedor. Hasta les presenté a Mary Poppins!
Todos quedaron en silencio. Bueno, todos todos no. Mi sobrino de 12 años se quedó “embobao” con una de las revistas y su comentario fue de lo más apabullante:
-Vaya par de peras tiene la jamona esta!
Tras aquel incidente, la comida transcurrió en total tranquilidad. Nadie dijo nada, nadie comentó lo sucedido. Al acabar el café, se levantaron y se marcharon hacia sus casas. Solo al despedirse mi madre se acercó y me dijo:
-Me gusta esa chica, la Mary Poppins esa, pero es poco habladora, no?
Pobre Mary, lo que le ha "tocao" de suegra...
PD: a mi sobrino Manolín: cuando puedas me devuelves la revista que me “cogiste” sin permiso. Gracias.
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