Querido diario,
Si hay algo peligroso en el sector
femenino, es cuando se juntan para celebrar una despedida de soltera.
Ayer mismo, estando en mi turno de
guardia de Torontontero y desde la azotea de la biblioteca de la
ciudad, escuché el característico sonido de un grupo de mujeres
celebrando el casorio de una de ellas. Ya por el sonido, uno puede
distinguir de que tipo de fiesta se trata. En este caso: los
silbatos, las trompetas de los chinarros y una serie de cánticos que
hablan de “como mola, como mola, pá la novia una
ola....ooooeeeee!!” o “lo que saca, lo que mete, tiene el chocho
de Petete!!”.
-Aprovecho para saludar a mi padre y a mi madre...
Pero el error que cometieron aquel
grupo de escandalizadas mujeres era que se encontraban en una de las
plazas más concurridas de la ciudad, donde se reúnen las familias
de bien, con su parque infantil para que los niños disfruten de lo
lindo, con su grupo de viejecitas que salían a pasear y comentar el
último capítulo del culebrón de la primera...
Además, la indumentaria que portaban
(no solo la futura novia) no era que se pueda decir...decente. Que si
una diadema con penes luminosos, que si vestidos de cerdita, que si
unos biberones con la boquilla de prepucio y un etc. de elementos que
me obligaron a poner algo de orden.
Gracias a mi poder de pedorreta
anti-gravitacional, me lancé al vació desde el tejado aterrizando
frente a aquel grupo de alocadas féminas. Mala suerte aplastar a la
suegra de la novia, pero a nadie le pareció disgustar aquel
incidente...
-Se lo merecía, por amargada!- dijo
una de las componentes del grupo.
Frente a ellas, puse mi mejor pode
heroica y me dispuse a lanzar uno de mis más mejores discursos sobre
el orden, la tranquilidad y el civismo, cuando se lanzaron encima mío
gritando salvajemente:
-El estriper, ha llegao el estriper!!
Mal lo pasé para sacarme a todas
aquellas mujeres de encima: una que si chupetones, otra que tocándome
el culo, otra que me lamía el sobaquillo... locas perdías!!
Lo peor fue la abuela, medio borracha
de no sabía que tipo de licor, que no paraba de tirar para abajo mis
calzones gritando:
-Saca la churra, saca la churra!!!
-Asaborío!!
Los métodos para acabar con aquel
alboroto, reconozco, no fueron los más adecuados... Entre los penes
de plástico, el vibrador “Nacho Vidal Total Power”, el látigo
de cuero, las botellas de cerveza y alguna que otra pelota de
ping-pong que llevaban encima para no sé que juego... pude frenar
sus frenesí “sersual” y conseguir que acabaran en urgencias con
una buena dosis de tranquilizantes.
Amigo diario, hazme caso: una despedida
no es cosa buena... a no ser que la despedida sea la tuya!