Hace cosa de unos días, plantaron en mitad de una de las plazas de Totontontero (y digo mitad porqué esta en medio, no a un lado para que la gente pueda pasear por la plaza, no, no, no... ahí en medio de toda la plaza, pá joder!), un remolque informativo de los proyectos sobre avances científicos que lleva a cabo la Obra Social “La Caixa”.
Bajo el
título TECNO-INNOVACIÓN, que ya impresiona de por sí, se mostraba
en qué se gastan los cuartos el banco (nuestros cuartos, hay que
recordarlo), en vez de invertir en mejoras para los ciudadanos, o
bajar los intereses, o... vamos a dejarlo porqué no acabaríamos
nunca.
Que sí,
que había información sobre la investigación de nuevas vacunas,
mejoras en maquinaria y robótica que nos la vida más llevadera,
nuevos materiales más ecológicos y económicos (que no me lo
creo...).
Pero lo
que despertó en mi una ola de inmensa ilusión y esperanza, fue un
jueguecito mental que ya había visto alguna vez en la televisión.
Se trata del Mindball.
La cosa
va en que, sin pensar en nada, puedes ser capaz de mover una pelotita
de un lugar a otro. Y diréis: qué tiene de ilusión y esperanza
esta chorrada?
1- Muévete pelotita, muévete pelotita...
2- Pajaritos a bailar, cuando acaban de nacer, tu colita has de mover, plas, plas, plas, plas...
Aquí
entra en acción mi deformación profesional como maestro:
Imaginaos
la cantidad de cosas que se podrían hacer con la cantidad de alumnos
de secundaria que están “tol santo día” empanaos y sin pensar
en nada... maravillas!!
Aquel
chaval que los estudios le resbalan testículo abajo, que va
“emporrao” la mayor parte del día, que su máxima es la de joder
la vida del profe y de algún compañero amargado de la clase, que va
al instituto... porqué toca, que si no se aburre en casa, aquel que
tiene aquella mirada de “eeeeehh... me puede repetí la pregunta?”.
Pues
pillas a 4 de estos, le pones la cinta en la cabezota, y en vez de
mover pelotitas, que muevan grúas, o cajas en unos grandes
almacenes, o lo que sea con el único esfuerzo (que no les cuesta lo
más mínimo) de no pensar en nada. No haría falta ni carné de
conducir, ni curso de manejar maquinaria pesada, ni... nada, solo no
pensar en “nothing de nothing” y ya está.
Se
acabaría el problema en un momento.
-Tu,
chaval, qué quieres ser de grande?
-Yo...
mover pelotitas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario