No seríamos sinceros si dijéramos que nunca hemos ido al lavabo y un irrefrenable impulso nos ha obligado a coger el bote del jabón para leer una y otra vez la etiqueta. Y es que hasta hoy, no se había encontrado la misteriosa relación que existe entre el ir al lavabo y leer.
Pues bien, gracias a los estudios del doctor esloveno Jaka Svingüt del I.E.P.N. A. (Instituto de Estudios Pá No Aburrirnos), ya tenemos una explicación científica y ampliamente contrastada sobre este hecho.
Alguien podría dar diversas explicaciones erróneas sobre este fenómeno de relación lectura-cagadero: que si te aburres y aprovechas para leer una revista, que si la posición en sí (estar sentado) propicia a la lectura de noticias de prensa, que si los retorcijones y apretones son menos dolorosos curioseando en la vida de los personajes del la prensa rosa, que si... bueno, un largo etcétera de hipótesis equivocadas.
Según el Dr. Jaka Svingüt, cuando uno se sienta en la taza del váter se inicia todo un proceso de hiper-ventilación altamente peligroso si no fuera por la lectura de algun documento de texto y/o imagen. Me explicaré:
Nuestro cuerpo esta habituado a un temperatura corporal mas o menos estable (36º en las personas de a pie y 38º en los solteros de poca estatura, con alopecia y camisa a cuadros) que, al tomar contacto con la fría superficie donde se apoya en pompis (vulgarmente conocido como culo) provoca un efecto reflejo de dilatación del... para hacer este estudio comprensible a todos... dilatación del “ojete”.
Esta obertura de uno de los orificios de nuestro cuerpo humano, ocasiona una entrada brusca y descontrolada de aire(Nitrógeno, Oxígeno, Gases inertes, C02, Hidrógeno...). Pero nos centraremos solo en uno de estos elementos: el Oxígeno.
Cuando entra por el “ojete”, el oxígeno es absorbido por una extensa red de filamentos (Pelus Culus) que transportan este oxígeno al cerebro por medio de una larga autopista de arterias.
Y he aquí el peligro: dado que continuamente nuestros pulmones realizan su función de recogida de oxígeno, el cerebro esta acostumbrado a un volumen estable de este gas. Con la llegada de este “extra” de oxígeno se produce lo que se conoce como “overbooking” de aire. Es en este punto crítico donde el órgano rey del cuerpo humano actúa sin dilación: inicia una serie de actos incontrolados para quemar este excedente de oxígeno y evitar la saturación de volumen.
Entre estos actos encontraríamos el apretón de dientes, cerrar los ojos con fuerza, ventosidades de diferente sonoridad y olor, morderse las uñas, higiene nasal con el meñique, en los hombres: visionado y (en casos particulares) pequeñas conversaciones con el miembro viril, en las mujeres: valorar el estado de la última depilación de las entrepiernas...
Pero el caso mas extenso es el de utilizar la lectura como acto para “quemar” este oxígeno sobrante. Tenemos que decir que, según la lectura que se realiza, esta incineración de gases es mas o menos efectiva. En el caso que se esté leyendo el diccionario Esperanto-Suahili, el volumen eliminado es mas amplio que si se lee un 10 Minutos.
Así pues y a modo de resumen: abrimos el ojete, nos entra la fresca, llega al coco, pa no darnos un yu-yu hay que quemar, pa quemar nos ponemos a leer.
Damos, una vez mas, las gracias al Dr. Jaka Svingüt por sus estudios altamente útiles que nos harán, seguro, la vida mas cómoda y segura.
Que grande eres!!! No podré evitar acordarme de ti y del Dr. cuande me cague en el restreñimiento.
ResponderEliminarPues... no sé qué decirte... mejor que te acuerdes de nosotros en el "cagalero" que en otro tipo de situaciones mas... mas... no sé, mas "algo"!
ResponderEliminarLo de "grande" es de "que grande", "que enrollao", "que cachondo" y todo eso, o es por los efectos de las navidades en mi "escultural" cuerpo? Ná, es pa saberlo!
Saludos y pajillas